Por una guerra de luz y sonido

5 Jun

La ciudad de Elche se levantó el viernes pasado sobresaltada. El gobierno local ha decidido acabar con una de las fiestas más emblemáticas, con una tradición que lleva unos 80 años realizándose en nuestras calles cada 13 de Agosto. La alcaldesa y sus concejales han decidido acabar con la «guerra de las carretillas«. Muchos aún no se lo creen, otros, los que menos, lo celebran.

Justo después de que la gran palmera de la Virgen haya iluminado por completo la ciudad, los carretilleros comienzan a prepararse. Ataviados con sus trajes especiales, se protegen todas las partes de su cuerpo antes de entrar en la gran batalla. Para quien no lo sepa, las carretillas o borrachos son unos petardos, sin trueno, es decir que no explotan, que al prenderlos se traslada a gran velocidad realizando paradas, realmente no sabes hacia dónde va a dirigirse. Durante unas dos horas, el centro de Elche se convierte en una auténtica batalla de luz y sonido. Desde fuera se agolpan miles de ilicitanos y de turistas que asombrados admiran el espectáculo. Los valientes – o locos – que se atreven a entrar dicen que la sensación es increíble y la mayoría repite.

El gobierno ha argumentado su decisión alegando su alto coste – 80.000 € – y por la mala imagen que deja de la ciudad, es habitual que todos los informativos nacionales informen sobre la cantidad de heridos que ha habido después de la Nit de l´Albà. No nos equivoquemos, la mayoría de los quemados no provienen de la guerra, y cualquier persona que se haya quemado, aunque sea con una simple bengala ya forma parte de la lista de heridos. Entonces,  ¿son argumentos suficientes? Para mí no. Lo lógico hubiera sido encontrar otra ubicación para la «guerra de carretillas», en vez de ceder a la presión de unos pocos comerciantes y vecinos. Por el centro de Elche siguen habiendo solares donde se podrían trasladar o incluso sería visualmente espectacular ubicarlo en la ladera del río. Sin embargo, se ha optado por la medida radical. Mientras en muchos pueblos de España se vota si se quiere cambiar las fiestas para poder darle trabajo a gente del pueblo, aquí directamente se quita.

De momento esta polémica decisión está causando un gran malestar entre los ilicitanos. La mayoría de nosotros no participamos en la guerra, pero es una tradición nuestra, de la que muchos nos sentimos orgullosos. Muchos piensan que estamos locos, no le ven sentido a la pólvora, igual que yo no le veo sentidos a los encierros ni a las corridas de toros: cada uno tiene sus tradiciones. Para los ilicitanos y valencianos la pólvora es algo más. A mí personalmente me encanta ese momento en el que sales por las calles y hueles a pólvora. Todavía sigo con la esperanza de que esto llegue a cambiar, que los políticos entren en razón y no acaben con algo nuestro. Si no puede que la Nit de l´Albà sí que se convierta en una batalla campal como lo era antes de acotar una zona para las carretillas.

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